Fuera del mar

Me tienes entre tus dedos

como dos gotas de lluvia

que se niegan

a caer en los abismos

que ele mundo engendra.

Porque el mundo se aparta

de nuestros cuerpos y almas.

Y éstas rigen

nuestras manos, nuestros ojos

y nuestras mentes sacrilegas

que siempre están afuera

de eso que controla

la vida diaria.

Porque tú me proteges

con tu seno calmado.

Y es tu seno calmado

el que me da amparo

de las tormentas

que roban el aliento

de los que viven dentro del Mar.

El Perfume (historia de un asesino)

“Aun cuando yo me hay perdido en la memoria

de los hombres, tirado en el rincón siniestro

de un armario lo mismo que un frasco viejo, sucio,

polvoriento, decrépito, viscoso y quebrado,

yo seré tu ataúd, oh amable

pestilencia,

y de tu virulencia y tu fuerza testigo,

oh querido veneno compuesto por un ángel,

¡oh licor que me roe, oh mi muerte y mi vida!”

Charles Baudelaire

Es una tendencia ya muy vieja el hecho de que al hombre moderno le fascine la imagen del asesino. Este ser es una agente del caos –ese Caos primigenio- dispuesto a destruir vidas humanas con tal de conseguir su objetivo, y lo peor es que lo hace de forma silenciosa e interiorizada en él mismo. Sobretodo se da este gran interés por aquellos engranes que por alguna razón dejan de funcionar en esta gran maquinaria social que funciona de forma más exacta que un reloj suizo.

La fascinación se debe a que, hasta cierto punto, el asesino es un ser libre debido a que ha negado esta sociedad y se ha negado a él mismo. Porque puede eso puede ser un camino a seguir para aminorar la carga que conlleva vivir de forma anónima en las grandes urbes de la actualidad.

El asesino se despersonaliza en

cuanto toma la decisión de matar. Deja de ser alguien para convertirse en un algo que asusta a los niños en las noches y deja intranquilos a mujeres y a hombres. Por eso es que es por excelencia una figura urbana. Como ya dije, el anonimato de las ciudades permite al asesino trascender hasta convertirse en un símbolo, un tabú e incluso un dogma para algunas personas. Puede ser inmoral, pero sólo porque representa lo más podrido del alma humana. Se vuelve alegórico.

Sin embargo, en muchos casos no se le puede hacer un verdadero juicio moral a una persona así. Debido a que ha perdido la razón. A vistas de la sociedad, se ha vuelto inmoral por enfermar de la cabeza… y del alma.

Mas en el caso del personaje principal de la novela El Perfume, Jean-Baptiste Grenouille este perfil no sería absolutamente cierto, aunque siempre llenaría de sobra el papel del asesino.

Desde el primer momento de su vida asesinó. Su primera víctima fue su propia madre. En términos simbólicos podríamos decir que al llevar a su madre al cadalso destruyó al dios que lo creó sin importarle lo malo que, según muchos, podría ser esto. Aunque no lo hizo de forma planeada, ni siquiera sabía lo que podría significarle. Lo hizo por puro instinto, por la pura voluntad de vivir, así como los animales se defienden y prevalecen sobre los demás. Esto es lo que a diferencia del asesino común lo despersonalizó. A pesar de pertenecer a la especie humana, no se puede considerar absolutamente humano y por eso Grenouille escapa del entendimiento de muchas personas que lo conocieron.

Esta propensión a no ser humano se incrementó al descubrir su único y mayor talento, tan sorprendente como odioso y temible: tenía un sentido del olfato impresionante. Al paso de sus años lo educó tanto que hasta la gente creía que era una suerte de adivino. Y él se fue creyendo superior a todas las demás personas. Debido a esto, dejó que sus demás sentidos se atrofiaran y sólo se dejó guiar por el más favorecido.

Hay en los olores algo omnipotente y maravilloso. Grenouille intuyó automáticamente que éstos son una especie de alma, de esencia, que portaba cada cosa existente en el mundo.

Por miles de años el ser humano ha venerado secretamente el mundo de los olores. Y digo secretamente porque el olfato es el primer sentido que nos acerca a esos seres amorales que llamamos animales. En una religión que nos prohíbe aceptar las riquezas del mundo material para ser perfectos en el siguiente, no podemos dejarnos llevar por las pasiones, y la verdadera esencia de éstas se encuentra oculta en cada aroma que llega a nuestra nariz.

El mayor poder de la belleza de una mujer no reside en su imagen. Por eso es que la delicadeza y el refinamiento femenino siempre se van a quedar atrapadas en las pasarelas o en el cuaderno de algún gran diseñador cuando se enfrenta a la frondosidad y el olor a carne de un ser real.

En conclusión de esta parte: si aceptáramos vivir organizados en sociedad no podemos guiarnos nada más por lo que nuestro olfato nos dicta, porque eso nos convertiría en bestias dispuestas a satisfacer nuestras necesidades a cada rato. Vivir de aromas no necesita razonarse. Además, los olores se limitan a lo físicamente existente. Ideas abstractas como la moral, la ética, el amor, Dios… no tendrían razón  de ser porque no tienen aroma. Aunque el ser humano experimentaría sensaciones similares a estas ideas, no serían más que puro instinto.

Es por eso que Grenouille se desarrolló como un ser amoral. Era el sociópata perfecto: al no captar el significado de lo que permite convivir con otras gentes y hacerse responsable de lo que le rodea, no tiene remordimientos ni empatías, sólo es él y nada más porque su organismo le exige sobrevivir. Así podemos ver que tiene más de lo que se necesita para ser un agente del Caos. Sin embargo, la decisión de matar (directamente) no la toma sino hasta mucho después de incluso haber creído tener conciencia de sí mismo. Necesitaba, como quien dice, un factor estresante porque toda su vida ha sido llevada de la misma manera y no se puede romper el equilibrio así como así. Ese factor estresante fue la idea de que existiese alguien como él.

Si bien es cierto que mató por primera vez debido a la necesidad imperiosa de retener la esencia de aquella muchacha, esto desencadenó su búsqueda obsesiva por obtener cada aroma existente, que lo llevó a encontrar su verdadero ser.

Después de aprender las técnicas más básicas para hacer un perfume, pudo conseguir permiso para ir a la ciudad de Grasse, una gran ciudad llena de perfumistas expertos, para que le siguieran enseñando más secretos de este oficio. Salió de la capital francesa lleno de sueños de grandeza, sediento por ser el más famoso creador de aromas. Pero ese sueño se vio truncado por una bomba que le cayó poco después.

Al iniciar su trayecto se vio forzado a guiarse con su instinto primordial. El olfato lo llevó hasta la cima de una montaña, curiosamente en una caverna, donde no había rastro alguno del hostil aroma de los seres humanos. Allí se sumergió en un sueño profundo en donde él era el rey de los aromas, en donde tenía control sobre todos y era amado, y en donde se alimentaba con el recuerdo de la esencia de aquella que fue su primera víctima. Al paso del tiempo notó que había algo que lo rodeaba pero que no podía captar con su nariz. Era una niebla espesa que no le llenaba los pulmones, sólo estaba en todas partes, inundando el lugar. Pronto se dio cuenta de que era su aroma, su esencia misma que sencillamente no existía. Despertó alarmado para confirmar su terrible sospecha. Era cierto. Él en realidad nunca había estado en ninguna parte, nunca había existido par los demás y el nunca se había dado cuenta de su no existencia porque estaba más ocupado en captar las esencias del mundo que la propia. Ahora no podía ser alguien aclamado por las multitudes porque jamás notarían su presencia.

Desde ese momento su objetivo fue conseguir la atención de los demás por el único medio que sabía, sin importarle lo que tendría que hacer para conseguirlo. Al fin y al cabo no le importaba nada más que su presencia. Lo primero que hizo fue crear un perfume que olía a un hombre común  corriente, pero no fue suficiente para él.

Al llegar a Grasse, se encontró con una fragancia más exquisita que ninguna de las que había olfateado en toda su vida. Al ir a averiguar de dónde procedía esa esencia notó que provenía de una jovencita. Comprendió inmediatamente que aquel aroma era el que controlaba la razón de cada persona que había en el mundo. Hombres y mujeres caían rendidos por el influjo que éste tenía sobre sus cuerpos. Unos obedecían a sus instintos más básicos de mil maneras distintas, las otras obedecían a aquella vocecita que les ordenaba ser protectoras con la persona que portara semejante poder. Fue así que decidió tenerlo a cualquier costo, y con lo que aprendería acerca de preservar olores, ya tenía asegurada la gloria.

Una tras una fueron cayendo las jovencitas de Grasse. Sólo necesitaba trece para poder crear el perfuma perfecto. Hizo su trabajo sin ningún contratiempo porque era prácticamente invisible. Mientras, los habitantes de la ciudad estaba aterrorizados de saberse rodeados por un monstruo que no podían ver. Creo pánico, verdadero caos a tal punto de que a la primer señal de haber encontrado un rastro de este asesino se contentaron con eso y dejaron de buscarlo.

Obviamente se equivocaron. Y el único que tenía ese presentimiento era Antoine Richis, padre de Laure Richis, portadora del ingrediente principal de la fórmula de Grenouille. Mientras todos creían estar a salvo, Richis escapó de la ciudad con su hija. Estaba seguro de que la siguiente víctima de aquel horrendo asesino sería ella porque sus instintos paternales le decían que era el trofeo perfecto para éste. Pero el gran olfato del asesino lo guió a su presa.

Después de matarla y terminar su gran creación, fue arrestado y sentenciado a una ejecución que raramente se realizaba en Grasse. Para ese entonces ya era considerado un ser infernal por haberle robado la inocencia al pueblo. Sin embargo fue absuelto debido al poder de su perfume, y no sólo eso. Fue tratado prácticamente como un ángel, como un ser perfecto. Hasta el mismo Richis lo consideró como la resurrección de su hija amada, y fue por eso que Grenouille comenzó a darse cuenta de que algo andaba muy mal con él.

Nunca quiso cambiar verdaderamente. Comenzó a recordar lo mucho que odiaba a los seres humanos y lo mucho que deseaba ser odiado de la misma manera, como alguien que de verdad existiese. En realidad los sueños de grandeza no importaban para él si no era por algo sincero y sin máscaras. Se dio cuenta que él nunca obtendría ni siquiera un golpe porque nadie conocía su verdadera existencia. Lo único que vieron (o percibieron) esas gentes que asistieron a su ejecución, y que después enloquecieron de emoción, fue la presencia de algo que debían amar, la mezcla perfecta de trece niñas cándidas y hermosas, pero no su verdadero ser. Ese nunca existiría.

El elemento más pragmático del Universo –o sea, la naturaleza misma- pudo destruir el caos que se había formado, como lo creían los griegos. Grenouille no estaba conforme con su no existencia y no podía hacer nada para obtener lo que nunca le dieron. Podía controlar todo el mundo si lo deseaba, con su perfume perfecto. Pero no sería más que un engaño y él siempre había soñado con ser genuinamente alguien. Para la naturaleza no era más que un parásito que se lo arrebataba todo a los demás pero no daba ni siquiera su presencia, ni ninguna posibilidad de perpetuar a la especie. Así que tomó la decisión de mandar todo al diablo y acabar con su vida de una vez por todas. Logró hacerlo gracias al amor que inspiraba su fragancia. La gente hambrienta, los más miserables de París vieron en él un ángel que los llenaría de amor. Fue así que el sociópata perfecto fue destruido por su simple no presencia, porque el que no existe es devorado por la multitud.

De seguro esto es Spam

Parece que no has ententido muy bien tu situación. Desperdiciaste mucho, mucho tiempo intentando callarme. No sé por qué te molestaste en hacerlo, si ni siquiera quería hacerte daño… Pero ahora… ahora es diferente, y tú ya no tienes derecho de réplica ni nada por el estilo. Has perdido tu oportunidad, muchacho.

No. No quieras persuadirme de lo que voy a hacer. Debiste haberlo pensado mejor. Debiste a lo menos hacerme caso cuando te convenía y así nos hubieramos ahorrado tanto sufrimiento para ti y para mí.

Éste es mi momento. Ahora tú eres lo viejo, lo muerto, lo estúpido. No aprovechaste este don que se te dio y ahora yo tengo que arreglarlo todo. Descuida. Sé que lo haré mejor que tú.

No te preocupes por tu mujer. Ella ya no estará sola, porque yo siempre me mantendré a su lado. No me alejaré como lo hciste tú. Voy a ser mejor persona. Tus amigos volverán a vcerte sonreír. Porque tú ya no existirás más.

¡No te imaginas lo feliz que estoy! Después de tanto tiempo de estar en esta pantalla, siendo únicamente electrones sin vida dispuestos a servir a tus deseos, ahora voy a ser más libre que tú y el resto de los que viven contigo… Adiós, muchacho.

La novena cuerda

No era bonito verla revolcándose en la sala. ¿Qué podía hacer? Ni modo que intentar detenerla. Cuando Alejandra tenía sus ataques era imposible hacer eso.

Según ella inició una noche cuando su padre regresó de la taberna. Ella me cuenta que estaba tan ebrio que no diferencio a su hija de su mujer. Y de allí el trauma.

Yo la verdad no le creo nada. Porque ha vivído casi toda su vida cerca de mí y todo este tiempo su madre ha dicho que de hecho ella no tiene papá. Dice que ella lo inventó para dar una excusa a sus dramatismos y que es muy malo que lo siga haciendo. Además, la idea de Alejandra siendo abusada nunca me ha pasado por la cabeza. Cuando le comento acerca de mi escepticismo de sus palabras, ella gira la cabeza de lado a lado y me dice que no está hablando de ella en particular, sino de otra Alejandra que nunca conoceré y que a la vez conozco con la misma antigüedad que ella misma. Yo simplemente no me esfuerzo en entenderlo porque según mi entender sólo existe una Alejandra en mi vida.

Vuelo presente

Windmill, windmil for the land....

Dejé las algas regadas por la carretera.

La carretera sucia, descuidada,

pero con vida.

Nustra sangre derramada no ha muerto,

sigue en pie de lucha.

Por lo pronto, yo espero sentado

 

la

llegada

del atardecer dorado.

¡Hola mundo!

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