Me tienes entre tus dedos
como dos gotas de lluvia
que se niegan
a caer en los abismos
que ele mundo engendra.
Porque el mundo se aparta
de nuestros cuerpos y almas.
Y éstas rigen
nuestras manos, nuestros ojos
y nuestras mentes sacrilegas
que siempre están afuera
de eso que controla
la vida diaria.
Porque tú me proteges
con tu seno calmado.
Y es tu seno calmado
el que me da amparo
de las tormentas
que roban el aliento
de los que viven dentro del Mar.